Me voy quedando solo
con el paso de tantos años,
con el paso de tantos daños.
Siempre me amaste,
en los años de inocencia ya te había reconocido
por el pálido rostro,
las manos desnudas
y el aliento helado
que mis venas helaba.
A ti me has abocado,
terca usurera de mis horas,
a ti me he condenado.
Que el aire se hace mi entraña,
que la sombra se vierte en mi sangre,
que la memoria se estanca en mi pecho.
Cuanto más lejos, menos camino recorro.
He vuelto a los mismos pasillos,
estancias, jardines y patios.
Cuánto más te huyo, más te hallo,
cuánto más te grito, más me callo.
con el paso de tantos años,
con el paso de tantos daños.
Siempre me amaste,
en los años de inocencia ya te había reconocido
por el pálido rostro,
las manos desnudas
y el aliento helado
que mis venas helaba.
A ti me has abocado,
terca usurera de mis horas,
a ti me he condenado.
Que el aire se hace mi entraña,
que la sombra se vierte en mi sangre,
que la memoria se estanca en mi pecho.
Cuanto más lejos, menos camino recorro.
He vuelto a los mismos pasillos,
estancias, jardines y patios.
Cuánto más te huyo, más te hallo,
cuánto más te grito, más me callo.